Hoy en día, enfrentamos diversos desafíos medioambientales donde la necesidad de energía sostenible se vuelve cada vez más urgente. La transición energética emerge como un concepto fundamental en todo esto, pero, ¿qué es exactamente la transición energética y cuáles son sus objetivos?
La transición energética, se puede definir como el proceso de cambiar de un sistema de producción y consumo de energía basado en combustibles fósiles (como carbón, petróleo y gas natural) a uno dominado por fuentes de energía renovables (como solar, eólica e hidroeléctrica). Este cambio no solo implica la adopción de nuevas tecnologías energéticas, sino también una transformación profunda en la manera en que pensamos, usamos y gestionamos la energía.
Objetivos de la Transición Energética
- Reducción de gases de efecto invernadero: Estos gases, como el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4), son responsables del calentamiento global y del cambio climático. Al reemplazar los combustibles fósiles con energías limpias, se disminuye considerablemente la cantidad de emisiones nocivas liberadas a la atmósfera.
- Aumento de la eficiencia energética: Esto significa hacer más con menos: reducir el desperdicio de energía y mejorar la eficiencia de los procesos y dispositivos energéticos.
- Seguridad energética: Reducir la dependencia de las importaciones de combustibles fósiles y mejorar la resiliencia del sistema energético.
- Acceso universal a energía sostenible: Un aspecto esencial de la transición energética es garantizar que todas las personas tengan acceso a energía asequible, fiable y sostenible. Esto es particularmente importante en regiones en desarrollo, donde el acceso a la energía puede mejorar significativamente la calidad de vida y fomentar el desarrollo económico.
- Impulso a la Innovación y al Empleo Verde: La transición energética está impulsando una ola de innovación tecnológica y creando nuevas oportunidades de empleo, como la investigación y desarrollo, hasta la instalación y mantenimiento de sistemas energéticos renovables.
En el proceso de transición energética en una ciudad o ayuntamiento se puede involucrar a la ciudadanía de forma activa, como con comunidades energéticas donde los integrantes se organizan para producir, autoconsumir, gestionar y almacenar su propia energía.
Estos modelos distribuidos de energía, presentan ventajas por sobre el modelo centralizado, ya que no sólo reduce las emisiones de carbono, sino que también empodera a las personas, generando independencia energética y dando un propósito común. Con la participación activa de los ciudadanos, las comunidades energéticas están liderando el camino hacia un futuro más sostenible y equitativo.
Contraste entre el modelo centralizado y distribuido
En el modelo centralizado, las grandes plantas fotovoltaicas y los parques eólicos desempeñan un papel importante en la generación de energía renovable a gran escala, pero, los modelos descentralizados entregan además nuevos beneficios ya que involucran directamente a los ciudadanos.
Modelos centralizados:
- Generación de energía a gran escala en ubicaciones específicas.
- Requiere una infraestructura de transmisión extensa y costosa.
- Menor participación ciudadana en la generación de energía.
Modelos distribuidos:
- Generación de energía a pequeña escala en hogares y comunidades.
- Reduce la necesidad de redes de transmisión extensas.
- Mayor empoderamiento y participación ciudadana en la producción y gestión de energía.
Ejemplos de transición energética distribuida:
- Paneles solares en hogares: Cada vez más familias instalan paneles solares en sus techos, generando su propia electricidad y reduciendo su dependencia de la red eléctrica.
- Comunidades energéticas: Grupos de vecinos se organizan para instalar sistemas de energía renovable compartidos, distribuyendo los beneficios entre todos los participantes.
- Microredes: Sistemas locales de generación y distribución de energía que pueden operar de manera independiente o conectarse a la red principal, proporcionando flexibilidad y resiliencia.
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